Originalmente plasmaba su arte en hermosos bordados de hilo, más tarde aprendió pintura con su esposo Antonio Ramírez, escultor de tipo prehispánico. En su obra se puede apreciar una amplia gama de color y forma, propios de su tierra. Destacan la ingenuidad y la espontaneidad con que Domi concibe y realiza su obra, dotada de elementos indígenas, que resaltan bellamente la mexicanidad. Ha incursionado con éxito en la escultura, sin embargo se dedica mayormente a la pintura.

Su estilo característico y original le ha valido diversos reconocimientos por parte de artistas y críticos de arte, además ha aparecido en revistas, periódicos y demás publicaciones. Destaca su inclusión en el libro «Cuatro Siglos de Pintura Jalisciense».

La composición de sus cuadros no viene dictada por las reglas consientes de la academia, sino por una sabiduría silvestre: como cada palmo de tierra sabe cuánta vida puede contener, así los cuadros de Domi dan a cada elemento lo suyo.

La capacidad de Domi para percibir armoniosas y sutiles afinidades en el mundo del color se expresa con transparencia (…) lo naive es ingenuidad occidental, lo de Domi más bien es astucia indígena «. J. A. Peralta.